sábado, 24 de julio de 2010

IMPORTANCIA DE LA INMEDIATA APLICACION DE LA ANDRAGOGIA

RESUMEN
Es necesario y beneficioso el cambio de las clásicas formas de enseñanza universitaria, y siendo que la población universitaria en Guatemala proviene de sectores muy diferentes, en forma inmediata debemos asumir la adultez de los estudiantes y aplicar la Andragogía, para conciliar tan grandes diferencias.

PALABRAS CLAVE
Educación clásica universitaria
Diferencias sociales y culturales
Adultez
Andragogía

INTRODUCCION
La propia experiencia del autor me ha llevado a comparar las formas clásicas de enseñanza universitaria, eminentemente magistral, contra las nuevas formas andragógicas, calidez y eficacia de consensuar entre maestro y educandos, la valoración y no la calificación, la motivación constante y el trato respetuoso, y siendo que en Guatemala la población universitaria corresponde como nuestra misma sociedad a la existencia de grandes diferencias y contrastes culturales, educativos, sociales, económicos, considero que es necesaria la implementación de nuevas formas de enseñanza en las universidades del país, a fin de obtener óptimos profesionales, y la para lo cual debe aplicarse en forma inmediata la Andragogìa.


IMPORTANCIA DE LA INMEDIATA APLICACION DE La ANDRAGOGIA EN LA EDUCACION UNIVERSITARIA

Recuerdo que cuando que cursaba mis estudios de educación secundaria, en múltiples oportunidades los maestros nos exigían un mayor esfuerzo bajo el argumento de que cuando estudiáramos en la universidad encontraríamos formas de estudio mucho más estrictas y complicadas. Nuestros padres, aunque muchas veces no contaban con educación secundaria, en igual forma nos hacían observaciones semejantes al igual que otras muchas personas.
Lo anterior nos llenaba de temor al iniciar nuestra vida universitaria, y, lamentablemente, desde los primeros días comprobamos que aquellas prevenciones eran ciertas. Nos enfrentábamos a buen numero de catedráticos de edad avanzada con rostros serios y adustos, que impartían cátedras magistrales, muchas veces tediosas e incomprensibles, quienes nos evaluaban mediante exámenes escritos largos y rigurosos. Se nos remitía al estudio de una bibliografía la mayor parte de las veces de lectura difícil y cargante.
Hace cinco años ingresé a una institución de enseñanza religiosa y para mi sorpresa, si bien algunos de los maestros eran personas aún mayores que mis maestros universitarios contaban con una actitud muy distinta. Los contenidos de los cursos eran consensuados con los alumnos, así como la fecha de los exámenes, la presentación de los trabajos e incluso la forma de los exámenes. Pero lo que mas me impresiono fue que al referirse al tema de las evaluaciones se nos fue claro indicando que las mismas no buscaban importunarnos, estresarnos y mucho menos saber cuanto no sabíamos o sabíamos de memoria, debiendo de ganarnos los puntos; muy el contrario se trataba de conocer nuestra compresión de lo enseñado y el mantenimiento de los cien puntos de nota con que todos iniciábamos el curso. Encontré allí una nueva forma de enseñanza y de evaluación.
Es importante resaltar que entre mis estudios universitarios y esta nueva experiencia han trascurrido veinticinco años, y que obviamente la edad de los educandos concuerda con tal diferencia. Es decir, en esta oportunidad se trataba de personas mayores.
De todos es conocido que en nuestro país la mayoría de edad se encuentra fijada en los 18 años. Lo anterior está establecido en el artículo 147 de nuestra Constitución Política.
La importancia de la determinación de la mayoría de edad es de suma importancia ya que de ello dependen múltiples aspectos tales como el derecho al voto, el derecho a los alimentos, la finalización de la patria potestad y otros muchos.
Mención aparte merece la determinación de la responsabilidad penal, ya que a partir de ese límite la persona será sujeto del Derecho Penal y Procesal Penal pudiendo sufrir las penas fijadas para los delitos, se le internará, en caso necesario, en una centro preventivo para personas mayores y de ser condenado deberá cumplir la pena en un centro destinado a ello. Por el contrario, sin haber traspasado los 18 años esa misma persona no puede ser considerado como un delincuente, y si bien será juzgado, ello se hará mediante un procedimiento especial, durante el cual estará internado en un centro especializado para menores y de la misma forma cumpliría la condena que pudiera imponérsele. Tan importante es este aspecto que el artículo 137 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia establece que la minoría de edad debe de presumirse, es decir con la sola afirmación de que un detenido es menor de edad debe tenerse esto por cierto aunque posteriormente pueda acreditarse lo contrario
El límite de edad que separa la minoridad de la adultez varía en diferentes regiones y países, por ejemplo: en Irán 9 años para las mujeres, en Samoa Americana 14 años para ambos sexos; Cuba y Reino Unido 16 años;
Corea del Norte 17 años, 19 años en Canadá; 21 años en buen número de Estados de los Estados Unidos de Norteamérica como en Japón y Puerto Rico.
Las referencia anteriores nos permiten establecer los diferentes criterios que existen en la fijación de la adultez tomando en consideración únicamente el aspecto de la edad, aunque ya en el caso de Irán introducimos el factor sexo, fijándose un límite diferente para hombre y mujer. Tal situación responde obviamente al hecho innegable y universal de que la mujer desarrolla físicamente en forma más temprana que el hombre, no solo en cuanto a su facultad de concebir sino en cuanto a su madurez emocional y psicológica.
Introducimos aquí dos nuevos elementos: emotividad y psicología que no pueden dejarse pasar en el tema que nos ocupa y que van a influir necesariamente en la forma de comportarse de toda persona. En nuestros propios hogares podemos ver como el hijo o hija mayor en edad muchas puede comportarse con mucha más seriedad en algunos aspectos, pero el menor lo hará en otros muchos, como la mujer aunque sea menor será, generalmente, más cuidadosa que el hombre.
Ahora bien, si lo ya tratado lo trasladamos a nuestra sociedad, que se caracteriza por las grandes diferencias étnicas, lingüísticas, educativas, culturales, sociales y económicas, tenemos como resultado el que sea aún mas difícil determinar la minoridad o adultez de cada persona.
Es importante señalar que en Guatemala a las aulas universitarias únicamente llega un 1.5 por ciento de nuestra población; de esta, un 40 por ciento corresponde a población femenina, la procedencia de los estudiantes del sector público y privado y la diferencia en el nivel educativo, así como el origen ladino o indígena de los estudiantes.
Todo lo anterior resulta un largo pero necesario preámbulo para señalar la dificultad que en nuestro medio llega a tener la determinación de la adultez de las personas para llegar a considerarlos como sujetos de la educación andragógica.
Considero que ante esa cruda realidad de contrastes exagerados, un importante camino de conciliación y unificación se encuentra en la adragogía, que con su perspectiva introduce innovadoras formas de educación y evaluación.
En efecto, cuando encontramos en una misma aula universitaria estudiantes con diferencias tan notables, sería no sólo injusto sino desmotivante para una buena parte de ellos, continuar con los métodos tradicionales de educación, que producirán consecuentemente los mismos resultados: buen número de profesionales mediocres y un mayor número de desertores de la universidad. .
Puede resultar difícil determinar el momento en que los universitarios adoptan su adultez, pero es necesario partir de la premisa de que ello en nuestro medio se da a los dieciocho años para poner en práctica esta nueva forma de enseñanza, seguros de que sus benéficos resultados se concretarán en pocos años disminuyendo la deserción estudiantil y permitiendo el egreso de profesionales mejor preparados.
Partiendo de principios conciliadores entre educador y alumnos, utilizando nuevas formas de educación alejadas de la cátedra magistral, evaluando objetivamente y no calificando mecánicamente, guardando una actitud asertiva en la que se señala al estudiante su situación real pero en una forma respetuosa, objetiva, razonada y motivante, lograremos una verdadera y positiva revolución en nuestra educación universitaria.
Lo anterior no quiere decir que procuremos por el desorden o la anarquía, por el contrario el maestro ha de tener la máxima autoridad pero el mínimo poder, es decir respetar la personalidad de cada quien y respetar su opinión, conciliar y convencer sobre la mejor opción, asumiendo nuestra responsabilidad y exigiendo que el comportamiento de los alumnos sea el de personas adultas asumiendo su respectiva responsabilidad, haciéndoles ver que la educación es lo que sobrevive cuando olvidas lo que has aprendido.
Por todo lo anterior, creo que con el objeto de lograr no solo mejores profesionales sino mejor personas, es imprescindible la aplicación de la Andragogía en la educación universitaria, ya que con su flexibilidad puede conciliar las grandes diferencias que existen en nuestros estudiantes universitarios.



CONCLUSIONES
1. En nuestra educación universitaria están enraizadas las formas clásicas de enseñanza fundamentadas en la cátedra y la calificación;
2. La Andragogía comprende nuevas formas de enseñanza y evaluación que hacen más agradable el aprendizaje y efectiva la enseñanza;
3. La población universitaria de Guatemala cuenta con grandes diferencias culturales, sociales, económicas y educativas
4. Se debe asumir la adultez del estudiante universitario y aplicar la Andragogìa, lo que nos permitirá en una forma efectiva superar tan grandes diferencias y obtener óptimos profesionales.


FIRMA RESPONSABLE
RAMON FRANCISCO GONZALEZ PINEDA

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